Espacios educativos llenos de vida
Nos gusta pensar en nuestro colegio como un ser vivo más, que se transforma, crece y evoluciona junto a nosotros. Porque donde más se aprende no es sentado en una silla, pegado a la mesa, sino utilizando ya aprovechando al máximo todos los espacios posibles del centro educativo.
Nuestro edificio es un lugar emblemático en el pueblo de Santa Fe, un Bien de Interés Cultural, Patrimonio de todos los santaferinos y dedicado desde su origen a la enseñanza. Pero desde hace más de 20 años, el espíritu de madre Carmen Sallés impregnó sus pasillos llenándolo de luz, vida y color.
Los murales que decoran nuestros patios, la luz que entra por nuestros grandes ventanales, la naturaleza que se respira en los espacios verdes que compartimos… son pequeños rincones que hacer que este colegio sea un hogar para cientos de alumnos cada año. Eso ayuda a nuestros alumnos a crecer, sabiéndose queridos y protegidos.
Sabiendo que alguien cuida su segunda casa para ellos y aprendiendo responsabilidad y respeto, ya que ellos deben cuidarla también. Las plantas, las paredes, espacios comunes, la decoración de los pasillos o clases… son parte del aprendizaje ya que los alumnos, profesores y familias forman parte de cada una de ellas.
Un colegio que acoge, vivo, que nos enseña a cuidar y respetar.